Cuba y las elecciones americanas
Una vez más Raúl Castro trató de insertar la política de Cuba como tema
en las elecciones presidenciales del 2008 en Estados Unidos. Ha
funcionado muchas veces en el pasado, de modo que no fue sorprendente
escuchar a Raúl Castro decir, el pasado 26 de Julio, que el Gobierno
Cubano estaría dispuesto a dialogar con una nueva administración en
Washington.
El discurso fue pronunciado en Camaguey, dirigido a los candidatos
presidenciales del Partido Demócrata con una copia de papel carbón para
los 450 mil votantes cubano-americanos del Sur de la Florida.
Los comentarios de Castro buscan ganar tiempo para consolidarse en el
poder antes de que muera su hermano Fidel y, tratar una vez más, de
crear divisiones entre los votantes cubano-americanos.
Esta vez los esfuerzos por hacer del tema cubano un elemento crucial a
la hora de captación de votos en la Florida, por parte de los candidatos
del 2008 no debe funcionar por varias razones.
Al menos 350,000, de los 450,000 votantes cubano americanos que viven en
el estado están comprometidos con una política de línea dura hacia Cuba
y votarán por los republicanos.
Los cubano-americanos ya no son la mayoría del voto hispano en el estado
de la Florida. Del millón calculado en el estado, más de 550,000 son
puertorriqueños, dominicanos, sudamericanos, centroamericanos y mexicanos.
Muchos viven en Broward o en la franja central de la Florida y les
importa poco la política cubana.
A estas alturas, los demócratas en el estado deben haber aprendido que
aunque propongan una línea dura hacia Cuba, no obtendrán muchos de los
sufragios de los votantes cubano-americanos leales a los republicanos.
Analistas políticos en el estado saben que entre otros grupos hispanos
del estado, la temática cubana no es un elemento fundamental como si lo
es para los cubano-americanos de Miami.
Los hispanos del estado votaron por el ex gobernador Jeb Bush en dos
ocasiones y lo hicieron por su hermano una vez. Ellos no se concentran
en un solo tema y no tienen compromiso político fuerte con ninguno de
los dos partidos.
Ellos están más interesados en lo que está pasando con Irak, con la
economía, con el seguro médico, en la educación y, si no son
puertorriqueños, otro tema que les preocupa es la inmigración.
El tema cubano puede surgir, en todo caso, en un contexto diferente y
convertirse en un asunto espinoso para los demócratas.
Durante un reciente debate entre los precandidatos demócratas a la
presidencia, organizado por la CNN, Hillary Clinton avasalló a Barrack
Obama, después de que el Senador de Illinois dijera que el estaría
dispuesto a reunirse, sin precondiciones, con cualquiera de los enemigos
de Estados Unidos en el mundo.
La señora Clinton puntualizó que la afirmación de su adversario muestra
su inexperiencia.
Agregó que ella no favorecía un encuentro con ninguno de estos
dirigentes hasta después de haber agotado preliminares diplomáticos que
sugirieran que estos contactos podrían tener éxito.
La declaración de Clinton demuestra que una mujer también puede adoptar
una línea dura en política exterior. Es más, su intención es reiterar
que ella no está dispuesta a dialogar con enemigos de Estados Unidos
como Castro o Hugo Chávez de Venezuela en un vacío político.
Eso podría ser interpretado como señal de debilidad por parte de
cualquier aspirante demócratas.
En consecuencia, no es muy factible que vayamos a ver candidatos
demócratas expresando públicamente su deseo de renegociar la política
exterior estadounidense hacia Cuba o Venezuela, durante las próximas
primarias o en la elección presidencial de noviembre del 2008.
La disputa por captar los votos de la Florida puede darse en muchos
frentes, uno de los cuales será Cuba, pero el tema no será predominante,
como lo había sido en elecciones pasadas. Especialmente, si Raúl Castro
mantiene su palabra y respeta el acuerdo de inmigración con Estados Unidos.
Guimar123@gmail.com
http://www.eldiariony.com/noticias/columnistasdetail.aspx?sectionid=61&txtid=1689678
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