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Wednesday, January 17, 2007

Nefasto, las marcas y la identidad

Enero 16, 2007
Nefasto, las marcas y la identidad
Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press

LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - La difusión de marcas, signos y
otros perendengues de consumo impuestos por el estándar imperialista
entronizado, además de subir el colesterol, vaciar los bolsillos,
conceder un diploma de "come catibía B", o de iluso con las bases
llenas, daña nuestra identidad de cavernícolas del siglo XXI que habitan
en cuevas de cristal.

Eso de promover a lo largo de ¿avenidas y carreteras? cubanas camiones
Roebok, Lada Pioneer, motocicletas Toshiba, y hasta ciclos Adidas, como
bien señalara en su magistral y objetivo artículo un colega del
periódico Juventud Rebelde, no es más que un ataque sedicioso al cubaneo
profundo y la insularidad prendida en el enmohecido acervo de la nación.

La preferencia por adornar con estas marcas cuanto animal u objeto se
mueva dentro de la Isla, no sólo menoscaba nuestro papel rugoso de
cubanos cien por ciento, sino también anula la probada calidad y
destreza de los productos y sus promotores que tanto abundan en el país.

Sin embargo, el alarido de alerta lanzado por este periodista cubano,
consciente de nuestras posibilidades en el marketing institucional, nos
da la posibilidad de hacernos el quincuagésimo conteo de protección ante
un fenómeno que, como el consumismo, llegó para quedarse, auque sea en
la imaginación.

Ante una realidad tan evidente, ¿por qué en vez de promocionar a las
inalcanzables -por su elevado precio- zapatillas Nike, no hacemos
justicia al calzado cubano de la marca "Nohay"?

¿Acaso no nos queda imaginación y recursos para, en lugar de promover
las motocicletas Toshiba, lancemos al mercado nacional, con superior
calidad y un asequible precio, la marca de riquimbili "La chiva"?

Es doloroso apreciar el desvío ideológico de quienes, luego de obtener
por sus condiciones revolucionarias una bicicleta armada con pedazos en
un taller nacional, en vez de cubrir sus deformes soldaduras con
pegatinas que digan "Al dedo", lo hacen con unas imperiales que dicen
Adidas.

Otra de las imperdonables acciones de los promotores de marcas por
cuenta propia en nuestro país, es la de colgar un disquito compacto en
la cabina del vehículo, a sabiendas de que si lo sustituye por un
plátano, una guanábana o un pan, no sólo contribuye a la difusión de
nuestra realidad, sino que también está garantizando su merienda o almuerzo.

No hay dudas: nos hacemos poco favor al promocionar los productos del
Primer Mundo si estamos en el tercero para cuarto, con innegables
posibilidades de llegar al quinto en cuanto al consumo se refiere.

Resulta antipatriótico y contrarrevolucionario sustituir la etiqueta de
una camisa Yumurí, nacida del aborto del buen gusto del socialismo
cubano, por una de la marca Farianni.

Pero si el antídoto contra este mar de espejismos está en la cultura,
según el articulista, ¿cómo es posible que en el país más culto del
universo haya cientos de miles de envenenados por el consumo?

¿Será por el sobre cumplimiento de la escasez? ¿O quizás sólo se trata
del deseo de adquirir nuevos conocimientos, probar otras texturas y
cambiar el taparrabos marca Colombino por un jeans "Amanecer"?

Eso me lo pregunto yo, Nefasto "El publicista".

http://www.cubanet.org/sindical/news/y07/01160701.html

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