2007-01-21
Osvaldo Alfonso Valdés, Ex Prisionero de Conciencia de la Causa de los
75 y Analista Político de Misceláneas de Cuba
En su artículo homenaje al dictador Fidel Castro, el Sr. Jorge I
Domínguez le dedica también unos párrafos a ensalzar la figura del
actual gobernante interino Raúl Castro. Al hacerlo, parte de análisis
superficiales del Ministro de las F.A.R. cubano y elogia una inexistente
eficacia de esa institución armada cubana. Quienes han pasado por el
ejército cubano, los cuales son decenas de miles de ciudadanos, conocen
muy bien de la falsedad de esta afirmación.
Un ejercito se mide por la disciplina de sus soldados, por la moral alta
que estos puedan tener, por la capacidad tanto tecnológica como
movilizativa de sus diferentes cuerpos armados, y nada de eso, en la
práctica, ha demostrado ser eficaz en las Fuerzas Armadas Cubanas....
Recuerdo mis años en el servicio militar como comunicador en la unidad
de tanques de Managua, conocida en el lenguaje militar como "reserva del
alto mando." , y fui allí testigo de que jamás esa unidad superó con
efectividad los ensayos de disposición combativa.
En el escrito del Jorge Domínguez se puede leer una afirmación tan
escandalosamente falsa como esta: "La reducción del peso de las fuerzas
armadas sobre la economía y la sociedad cubana no es un tema importante
de la agenda del futuro, es ya un logro de Raúl Castro". ¿Cómo puede
hacerse tal aseveración cuando es conocido que aún la isla posee el
ejercito más grande de América Latina, aún excesivamente numeroso en
relación a la capacidad económica del país? Por otra parte, no solo debe
tenerse en cuenta el costoso fardo que para la economía constituyen las
F.A.R., sino también, que bajo su control se encuentran importantes
empresas del sector turístico que constituye hoy mismo el principal
rubro económico de Cuba.
Esto, lejos de ser un elemento positivo, resulta un obstáculo y un
inconveniente poderoso para una transición futura a la democracia y la
economía de mercado, pues ya se han creado intereses económico en las
cúpulas militares que en un futuro podrían resultar en verdaderas
mafias, controlando importantes sectores de la economía.
Como otros, ignorando el derecho del pueblo cubano a vivir en una
sociedad donde exista respeto por los derechos humanos y las libertades
como en toda democracia, Domínguez intenta presentar como una
perspectiva esperanzadora la posible aplicación del modelo chino en
nuestro país. Siempre, tras este razonamiento, más que todo veo un
desprecio hacia nuestros compatriotas. Se olvida además, que nuestro
nación es de una cultura occidental, que los cubanos, tenemos
tradiciones muy diferentes a las del pueblo chino, y que un modelo como
aquel, sometería a los ciudadanos a un capitalismo de estado en el que
quienes hoy lo controlan todo, se convertirían además en los dueños de
las riquezas de la nación, incrementando los intereses económicos en
quienes hoy son los principales sostenedores del régimen tiránico.
El señor Domínguez ve como una solución positiva para Cuba el modelo de
comunismo que sigue siendo capaz de lanzar los tanques a las calles de
las ciudades para aplastar a quienes reclaman respeto por las libertades
a las que todos los seres humanos tienen derecho. La masacre de Tian
Amen no podemos olvidarla como parte inalienable del modelo chino.
En su escrito el investigador cubano residente en Estados Unidos, no
menciona para nada al vislumbrar un futuro para el país, a quienes ya
están jugando un papel esencial en el presente del mismo y son los miles
de disidentes y opositores que enfrentan a la tiranía en las calles, en
la prensa y en las cárceles cubanas. Hablo de la prensa; porque no solo
ya se puede afirmar que hay un periodismo independiente que se hace para
consumo en Internet y en el exterior, sino que las cartas que nos llegan
desde la isla a nuestro medio informativo, en nuestro caso, nos
demuestra que ya cada vez en más sectores de la población se van
conociendo las publicaciones independientes, que, aunque desde el punto
de vista logístico, las hacemos fuera de las fronteras del país, su
contendido es fundamentalmente el fruto de la valentía y el trabajo de
quienes permanecen dentro.
La oposición cubana, ignorada por el autor del artículo a que hacemos
referencia, ya no es solo una oposición de denuncias; cada vez se va
perfilando más su crecimiento en número y aumentan sus inteligentes y
responsables propuestas y alternativas cívicas, políticas e incluso
económicas. Ignora Domínguez que en Cuba no existiría la menor
posibilidad de transito a la democracia a mediano o corto plazo, si el
régimen no contara con una oposición interna que a pesar de la represión
y la sucia labor de división que lleva a cabo la policía política, no
deja de crecer, ser mas cercana al pueblo, y aumenta su prestigio
internacional.
Ignora que existe aun un Proyecto Varela que ha hecho a decenas de miles
de cubanos romper con la cultura del miedo y plantear sin esconderse sus
aspiraciones de cambio, a las Damas de Blanco , valientes mujeres que en
las calles reclaman la libertad de sus familiares, presos injustamente
por querer democracia; olvida el Proyecto de Bibliotecas
Independientes, que ha permitido romper con la censura en lugares de
todas las provincias de la isla. Tampoco tiene en cuenta a los partidos
y grupos políticos de todas las tendencias que cada vez son más
estructurados y adquieren experiencias para desempeñarse en medio de una
sociedad donde carecen de los recursos mas elementales para llevar a
cabo su labor, y no por ello dejan de crecer y hacer su oposición
política pacífica.
También ignora a nuestro exilio, esa comunidad de cubanos dispersa por
el mundo, el de Estados Unidos, el de Europa, el de Latinoamérica, que a
pesar de llevar gran parte de ellos decenas de años sin pisar el suelo
que los vio nacer, sigue amando y luchando por su patria, y que, como
parte de la nación cubana habrán de jugar también un importante papel en
el futuro de Cuba.
El destino de Cuba, para que sea un porvenir de prosperidad, de
libertades, de reconciliación nacional, debe ser un porvenir en el que
tengan su espacio todos los cubanos. Los Castro y su despreciable
régimen serán la más oscura página de nuestra historia. Fidel Castro
jamás podrá ser considerado como un padre de la patria, pues ante todo,
lo que ha hecho es destruirla y provocar la muerte y el sufrimiento de
muchos compatriotas, y todo, absolutamente todo, para su gloria personal.
Cuba para Castro, nunca ha sido ara, sino pedestal.
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