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Saturday, January 06, 2007

De la biografia de Che Guevara

HISTORIA
De la biografía de Ché Guevara
Tania Díaz Castro

LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - Dicen que detrás de un gran hombre
hay una gran mujer; que el amor de una mujer hace grande a un hombre, y
que no hay hombre en la tierra que no deje retratada su alma entre sus
cartas de amor.

Ernesto Guevara es el personaje que inspiró la biografía "La vida en
rojo", del escritor mexicano Jorge G. Castañeda, quien nos hace saber
que el pasado que puebla esas páginas nos pertenece a todos, para bien o
para mal. Y nos da a conocer, a través de entrevistas y documentos, lo
que otros biógrafos han ocultado con tanto esmero sobre el legendario
guerrillero, del que Castañeda ofrece un retrato más verdadero que
polémico y fascinante.

Entre las entrevistas que realizó Jorge G. Castañeda para componer su
libro está la de María del Carmen Chichina Ferreyra, novia de Guevara
entre 1950 y 1951. La entrevista llama la atención, no sólo porque
revela la personalidad de Ché Guevara a través de las misivas entregadas
por ella, sino además, porque es a través de ese epistolario donde el
argentino confiesa sus más ocultos deseos.

Chichina y Ernesto Guevara fueron amigos durante el bachillerato. Cuando
él cursaba estudios de Medicina se enamora de la joven, a quien llega a
decirle con franqueza en carta de febrero de 1952 que no pensaba
"engayolarse (encerrarse) en la ridícula profesión médica".

No ocultaba Guevara que no era hombre de matrimonio. Chichina lo sabía y
años después sus palabras lo confirman: "Yo creo que él me veía como una
persona que iba a ser un escollo en su vida. Como si yo fuera un
impedimento para la vida que él quería hacer: la vida de aventurero.
Sentía que estaba como atrapado y quería liberarse de esto quizás: estar
libre, irse, y yo debo haber sido el escollo en ese momento. No sé a
dónde querría ir. Quería salir por el mundo, andar por el mundo, dar la
vuelta".

A pesar de que el hermano de Guevara y su primo Fernando expresaran que
no le faltaban aventuras amorosas con frecuencia, pues "siempre tenía
una chica de turno, y además, se quería coger al mundo entero", mantuvo
una relación estable con Chichina.

Durante un largo viaje que hizo con su amigo Alberto Granados por varios
países, le escribe a la novia:

"Todo fue una miel continua con ese pequeño sabor amargo de la próxima
despedida que se estiraba día a día hasta llegar a ocho. Cada día me
gusta más o la quiero más a mi cara mitad. La despedida fue larga ya que
duró dos días y bastante cerca de lo ideal".

En Miami vivió sin un centavo durante un mes, y gracias a un primo de
Chichina permanecieron en un balneario de Florida tomando cerveza y
comiendo papas fritas, porque no había para más. Fueron, según Ché, los
días más duros y amargos de su vida.

El 31 de agosto de 1952 regresa a su país. En una de sus cartas le
escribe a su novia:

"Sé lo que te quiero y cuánto te quiero, pero no puedo sacrificar mi
libertad interior por vos; sería sacrificarme a mí, y yo soy lo más
importante que hay en el mundo, ya te lo he dicho".

Seguramente le dijo lo mismo a la esposa cubana antes de partir a
Bolivia, donde cayó para siempre; o a la peruana, cuando zarpó en el
yate Granma hacia Cuba.

Pero no fue María del Carmen Chichina quien se suicidó por amor a Ché,
ni tampoco la peruana Hilda Gadea o la cubana Aleida March, sino Tita
Infante, otra joven argentina que también lo amó en sus años mozos y
quien sabía, según confesiones de Guevara a través de una larga relación
epistolar que sostuvieron hasta los años sesenta, que él no quería
convertirse en un padre de familia aburrido, que prefería seguir una
vida bohemia.

Se dice que Tita Infante, desconsolada ante la trágica desaparición
física de su amigo, decidió hacerle compañía en la muerte, una muerte
tal y como él la había deseado siempre, como la predijo mientras
conversaba un día con su padre: "Yo mismo no sé dónde dejaré los huesos".

http://www.cubanet.org/CNews/y07/jan07/05a7.htm

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